6.03.2007

La Re-evolución de la arquitecturA.






















La Re-evolución de la arquitecturA.
Ponencia prsentada por: Francisco Vázquez en el 2006, dentro del 2° coloquio Nacional de Teoría de la Arquitectura en la UNAM.

“No es en los grandes bosques ni en los senderos donde la filosofía se elabora, sino en las ciudades y en las calles, incluido lo más artificial que haya en ellas.” Gilles Deleuze.1

La evolución tiene por objeto la supervivencia y toda evolución tiene su esencia en la mutación, dicha mutación es incitada en lo profundo de una crisis, en la que no sobrevive el más adaptado, sino el individuo menos especializado y más flexible, es decir la multiplicidad. Ahora cuando hablamos de revolución hablamos de la introducción de un rápido movimiento en la multiplicidad provocado necesariamente por una mutación.

¿A qué viene todo esto?, hemos entrado en un nuevo siglo, y de nueva cuenta llegamos inmersos en una crisis2, nuestra supervivencia es llevada una vez más al límite y es por ello que este es el momento en que tenemos que re-evolucionar y por consecuencia tenemos que adaptarnos para confrontar dicha crisis. Podemos permanecer inmutables y seguir el camino actual, pero de hacerlo tarde o temprano terminará por perecer la ciudad y junto con ella inminentemente la arquitectura3. Es por ello que es tiempo de re-evolucionar la arquitectura, lejos de los errores del pensamiento reduccionista que aunado a otros factores nos trajo a este punto, hay que comprender que la arquitectura se ve afectada de azares, de interacciones, de incertidumbres, de lo uno y lo múltiple, en una palabra tenemos que entender que nos movemos en un mundo complejo, el que por si fuera poco a cada instante se vuelve hipercomplejo4.

Es dentro de este marco que nos adentramos en una nueva etapa para la arquitectura, en la que las tesis filosóficas del pensamiento complejo nos guían hacia la transdiciplina5, la cual nos permite voltear libremente en diferentes direcciones tratando de aferrarnos a las líneas de fuga que nos permitirán recorrer nuevos territorios en la exploración de conocimientos que re-evolucionen nuestra labor.

Usualmente tendemos a pensar en que la relación que se da entre la arquitectura y la filosofía se presenta únicamente en los flujos de interacción a nivel de “teoría de la arquitectura” y “filosofía del arte”, el hábito o la tradición de esta visión han llevado a que comúnmente terminamos por conservar esta imagen y esto claro no es sólo con la filosofía, si no también con otras ciencias como la antropología, la sociología, la economía o las ciencias exactas solo por nombrar algunos ejemplos, lo importante es que no se trata de afirmar que para hacer arquitectura necesariamente tengamos que adentrarnos en la especialización del conocimiento de la filosofía o alguna de estas ciencias, pero sí, el que tengamos en cuenta que no podemos seguir nutriéndonos solamente del conocimiento que emana de la propia arquitectura. Es necesario entender que la arquitectura y la ciudad concurren en la inestabilidad de un espacio en constante incertidumbre, en donde las bifurcaciones, interacciones y conexiones se extienden en un tejido en el que inevitablemente terminan por coincidir diversos campos de conocimiento, como las ciencias exactas, las ciencias sociales, las humanidades, o las artes pero ya no sólo se trata de la música o la escultura, si no también el cine o la cultura mediática (las cuales nos han dado grandes aportes y a las que nosotros también hemos contribuido), como resultado tenemos a muchos pensadores hablando de los mismo temas en diferentes áreas por lo que encontramos que en los exponentes contemporáneos de la filosofía hay valiosos aliados cuyo trabajo nos proporciona una nueva gama de herramientas ampliamente útiles para el pensamiento arquitectónico y urbano.

Si bien la interacción entre filosofía y arquitectura es tan antigua, que prácticamente sus orígenes se han desvanecido bajo el manto del tiempo, hay que asentar que siempre ha existido también un gran interés por parte de los filósofos, en hablar acerca de los elementos y paradigmas referentes a nuestra labor, a diferencia de los arquitectos que generalmente hemos visto en la filosofía un campo de conocimiento al que pareciera no nos interesa entrar, y preferimos dejarlo de lado para intelectuales, teóricos o académicos e incluso dentro de la ceguera de nuestro pensamiento reduccionista, llegamos a especular que no tiene una aplicación práctica, siendo común que en aulas y despachos de arquitectura lleguemos a pensar de esta forma, pese a que hacemos uso inconciente de estos conocimientos cada día, es más desconocemos tanto este hecho que no sabemos que los aportes de las teorías que dieron origen a la pluralidad arquitectónica de la que hoy gozamos en nuestra labor diaria, provienen de la libertad que nos brindo y sigue brindando la filosofía.

Durante siglos hemos sido testigos de correlaciones entre los diferentes sistemas filosóficos y las corrientes del pensamiento arquitectónico. En un principio la filosofía sobre todo de occidente nos expuso ante seductoras e interesantes disertaciones acerca de temas capitales en la labor arquitectónica como ¿qué es el espacio?, ¿qué es habitar?, ¿qué es belleza?, ¿qué es la estética?, entre muchas otros preguntas que permitieron a los arquitectos el perfeccionar o incluso crear nuevas teorías sobre la arquitectura y la ciudad, en su momento estas ideas fueron enormemente útiles en la forma que se hizo la arquitectura, aún hasta el día de hoy seguimos haciendo uso de varios de estos textos para conocer sobre temas como el espacio con el obligado “Construir Habitar y Pensar” de Heidegger, que junto con otros textos es lectura de uso común en las clase de “Teoría de la arquitectura”.

En el siglo XX acudimos a una creciente participación e interacción formal entre filósofos y arquitectos, relación que venía gestándose de una manera más profunda desde el Renacimiento, cuando la arquitectura fue elevada al rango de arte y con ello los nuevos arquitectos, inmersos en el humanismo y el espíritu de conocimiento de la época, comenzaron a acercarse de forma mas directa a las teoría de otros campos, pues hasta antes del Renacimiento la relación arquitectura-filosofía respondía principalmente a aproximaciones producto de su contemporaneidad y no de interacción mutua entre pensadores de una y otra área.

Pero retornando al siglo XX, tenemos una teoría de la arquitectura que se vio profusamente enriquecida, por las teorías emanadas de los diversos movimientos filosóficos contemporáneos. Esto permitió que la arquitectura se diversificara en múltiples corrientes paralelas, algunas tan antitéticas que terminarían por enfrascarse prácticamente en guerras sustentadas por los argumentos emanados de la filosofía. Sin las aportaciones de la filosofía, no tendríamos la riqueza del trabajo de teóricos cómo Le Corbusier, o Aldo Rossi, pero también cómo pasar por alto el hecho de la concepción de movimientos arquitectónicos como la decosntrucción germinada en el seno de los escritos de Jacques Derrida.

Sin embargo esto es pasado, tenemos que adentrarnos en lo que ha ocurrido al día de hoy, pues la filosofía ha dado un gran paso adelante en su contribución a la manera de hacer y ver a la arquitectura y la ciudad, los filósofos han evolucionado de vivir en una constante búsqueda por la verdad sobre conceptos tales cómo el espacio y el vació a cuestionarse en varios casos sobre temas que nos resultan útiles en la arquitectura, con la producción de conceptos que intentan explicar los fenómenos por los que atraviesa el ser humano o la ciudad contemporánea, de esta forma nos han brindado herramientas de trabajo, que han permitido encontrar las líneas de fuga requeridas y que necesariamente han de liberar nuestras mentes en los nuevos territorios llevándonos de vuelta a comprender y amar a la humanidad y a la ciudad, pues será en nuestra capacidad de asumirnos como “homo complexus” 6 y no más en este reduccionismo que implica el término “homo sapiens”, en donde encontraremos nuestra unidad y nuestra diversidad humana, nuestra pertenencia a un sitio formada por el todo y las partes.

Hoy nos encontramos ante una nueva generación de pensadores que inmersos en los problemas de la ciudad contemporánea, producen en sus conceptos nuevos instrumentos de trabajo. Estos pensadores son tan diversos como Jean Baudrillard, quien nos confronta ante la hiperrealidad de un mundo de simulacros que es seducido por los sistemas de producción, y donde “la ilusión ya no es posible por que la realidad tampoco lo es”, como Edgar Morín que nos plantea la complejidad de un mundo fractal, envuelto en las cegueras del reduccionismo que no ve el holograma del mundo, o bien Gilles Deleuze y Félix Guattari al exponernos a sus textos que nos confrontan ante las ideas de que vivimos inmersos en ciudades que devienen en rizomas, que se territorializan y desterritoriolizan, en una esquizofrenia capitalista, o que Michel Foucault funda nuevos territorios en espacios desconocidos que nos adentran ante la heterotopía y la heterocronía, mientras que percibimos que el mundo a nuestro alrededor se ve envuelto en la lúdica de un panóptico, que se pliega y despliega con el poder de las masas, esto por nombrar sólo a algunos de los innumerables instrumentos, producidos en la filosofía contemporánea.

Pero como es lógico estos instrumentos, no se han quedado sólo en meras teorías, los arquitectos contemporáneos se han percatado que es momento de re-evolucionarse aceptando la hipercomplejidad del mundo y aceptando la creciente necesidad de abrirse transdiciplinando los conocimientos y llevándolos a las teorías de arquitectura que crecen en el campo fértil de la pluralidad de la que emergen los planteamientos teóricos aplicados a la arquitectura y el urbanismos como en los trabajos de de Rem Koolhaas, con sus estudios sobre la ciudad contemporánea en la que la filosofía ha sido una parte de los múltiples elementos que han provocado llegar a soluciones como el Educatorium en Ultrech, la Kunsthal en Rotterdarm, el plan maestro para Euralille en Francia y si quisiéramos argumentar sobre el hecho de ¿Qué tan aplicables son estas herramientas al tercer mundo? entonces tendríamos que voltear a los proyectos del cerebro mediático de Koolhaas la AMO en sus incursiones en Ciudad Lagos en Nigeria o el complejo Delta del Rio de Las Perlas en China y descubriríamos que la aplicación de la filosofía no se mide en dinero, si no en capacidad de entendimiento de las problemáticas.

De la misma manera tenemos a otros arquitectos como Jean Nouvel, quien vive inmerso en la búsqueda de la ilusión, la virtualidad y la realidad entre la arquitectura y la filosofía, la cual se refleja en cada una de sus obras en las que convergen estos juegos perversos como en el Edificio de la Fundación Cartier o la Tour Sans Fin en París, y más recientemente en su propuesta para el museo Gugghenheim en Guadalajara, todo esto en gran medida fruto de su alianza con el pensador Jean Baudrillard, con quien ha producido textos que buscan acercar el conocimiento y posiciones teóricas emanadas de sus respectivas disciplinas, con las cuales perpetran un préstamo mutuo de ideas y conceptos, que se han visto vertidos en documentos como “Los objetos singulares arquitectura y filosofía” de la autoría de los mismo Nouvel y Baudrillard, pero no sólo tenemos a esta sociedad, en el campo de las interacciones filósofo-arquitecto encontramos también a Peter Eisenman que auxiliado por Jacques Derrida desarrollo su proyecto para el parque de la Villete, lo que daría como resultado una serie de encuentros y documentos publicados. Por otro lado el suizo Bernard Tschumi inicia su carrera desde el campo de la teoría, al partir de los textos de Michel Foucault y Roland Barthes así como de Derrida quien colabora con el en el libro “La case vide”. También tenemos las experimentaciones espaciales de François Roche surgidas del trabajo de Deleuze y Leibniz, o como olvidar a Daniel Libeskind plenamente embebido en la decosntrucción, por nombrar a algunos. Muchos son los arquitectos que han decidido seguir estas nuevas líneas abiertas, de hecho muchos arquitectos latinoamericanos que ya conocen y comienzan a hacer uso de estos pensamientos.

Es así que todos estos arquitectos han aceptado lanzarse a la exploración de los nuevos campos fértiles pero en esta búsqueda han entendido que la filosofía no posee su justificación en la mera ejecución de locuras formales o tratando de rodearse de un aura de poder, por el contrario la aplicación de este campo de conocimiento está en la toma de conciencia sobre el pensamiento y la necesidad de adoptar una postura ante los paradigmas que enfrentamos, es en esta noción del otro y del entorno, que la filosofía nos permite tener una apertura y una postura clara. Las estrategia de producción de diversos proyectos de urbanismo y arquitectura que se están elaborando en este momento en varios, despachos de arquitectura por todo el mundo, están integrando los nuevos instrumentos que ha proporcionado la filosofía junto con otras disciplinas.

Debemos tener plena conciencia de que en el trabajo de los filósofos contemporáneos, nunca encontraremos doctrinas dogmáticas o verdades universales, y mucho menos debemos leerlos esperando tropezar con fórmulas extraordinarias que como por arte de magia nos ofrezcan las respuestas que legitimen nuestro trabajo, pues simplemente esta búsqueda sería en vano, no está en la aplicación de la filosofía el pretender que nuestro trabajo sea superior al de los otros arquitectos, o incluso el pensar que nuestras soluciones serán obligatoriamente las respuestas correctas, ya que lo que los filósofos han hecho es brindarnos instrumentos que antes que nada debemos de entender y en caso de sernos útiles aplicarlos dentro de nuestros procesos de diseño, en nuestra permanente búsqueda de nuevas armas para el pensar, crear y experimentar. Decía el filosofo alemán Karl Theodor Jaspers "En filosofía son más esenciales las preguntas que las respuestas." 7, por lo cual necesariamente estos instrumentos deberán de provocarnos nuevos cuestionamientos, reflexiones, elucidaciones y como ya lo dijimos antes empujándonos a experimentar, y tomar una clara postura ante los paradigmas que hemos de confrontar, pues es aquí en donde reside lo más valioso de su aportación, ya que nos ofrece una libertad en la que se encontraremos nuestra re-evolución.

NOTAS:
1.- Gilles Deleuze, De Lógica del sentido, Barcelona, editorial Planeta-Agostini, 1994, p. 265-267.
2.- A inicios del siglo XX la arquitectura llegó inmersa en una crisis que se venía gestando desde la revolución industrial y que desencadenaría la aparición del movimiento moderno, el constructivismo ruso, etc.
3.- Vid. Rem Koolhaas & Bruce Mau, SMLXL, editorial Monacelli, 1995.
4.- Vid. Edgar Morin, “Los 7 Saberes para la educación del futuro”, UNESCO, 1999.
5.- Vid. Edgar Morín, “Introducción al pensamiento complejo”, editorial Gedisa, 1990.
6.- Vid supra.
7.-
http://www.proverbia.net/default.asp. Mayo 2006.


Bibliografía recomendada:
Edgar Morin, Los 7 Saberes para la educación del futuro, UNESCO, 1999.

Edgar Morín, Introducción al pensamiento complejo, editorial Gedisa, 1990.

Gilles Deleuze, De Lógica del sentido, Barcelona, editorial Planeta-Agostini.

Jean Baudrillard & Jean Nouvel, Los objetos singulares filosofia y arquitectura, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2002.

Rem Koolhaas & Bruce Mau, SMLXL, editorial Monacelli, 1995.

Fernando Martín Juez, Contribuciones para una Antropología del Diseño, Barcelona, editorial Gedisa, 2002.

Consuelo Farias Villanueva, Tesis Doctoral “Anatomía de una Mente Visionaria”, Ciudad de México, UNAM.

La posmodernidad, edición de Hal Foster, España, editorial Kairos, 2005.

Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Buenos Aires, editorial Siglo XXI.

Jean Baudrillard, Contraseñas, España, Editorial Anagrama, s/n de edición.






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